La técnica de ganchillo IBELIV

CONOCIMIENTOS ANCESTRALES

Aunque los orígenes del ganchillo son inciertos, las primeras labores de ganchillo conocidas se remontan a finales de la Edad Media, y su llegada a Madagascar coincide con la de los primeros misioneros. Inicialmente se enseñaba en los conventos y luego se transmitió de generación en generación, creando una habilidad única arraigada en el ADN de la isla.

"Nuestra misión es preservar esta experiencia y llevarla al siguiente nivel de excelencia, añadiendo al mismo tiempo un toque contemporáneo".

UNA HERRAMIENTA ÚNICA

El gancho es una aguja grande con una muesca por la que se enhebran las fibras de rafia. Utilizando el hilo de rafia y el gancho, puntada tras puntada, el artesano obra la magia de una obra de arte impregnada de su alma. Aprovechando este saber hacer, el IBELIV se compromete a perpetuar y promover este arte ancestral.

UN NÚMERO INFINITO DE EXPRESIONES

Esta artesanía le permite desarrollar su autoestima, porque aunque requiere pasión, paciencia y destreza, le ofrece la gratificación de fabricar un objeto único con sus propias manos.

Además, es una artesanía parecida al arte, porque el ganchillo puede manipularse para dar infinidad de expresiones. IBELIV ha optado por seleccionar una serie de técnicas de puntada para adaptarlas a sus creaciones y dominarlas a la perfección.

La sencillez y regularidad de las puntadas magnifican la rafia y también permiten al artesano florecer.

CADA CREACIÓN IBELIV LLEVA EL NOMBRE DE LA MUJER QUE LA HA TEJIDO A GANCHILLO. UNA FIRMA QUE GARANTIZA LA ORIGINALIDAD DE LA PIEZA Y PROPORCIONA UN VÍNCULO SOCIAL ENTRE LA ARTESANA Y LA PERSONA QUE LA LLEVARÁ.